El proceso
de valoración del ser humano incluye una compleja serie de
condiciones intelectuales y afectivas que suponen: la toma de
decisiones, la estimación y la actuación. Las personas valoran al
preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras, al
formular metas y propósitos personales. Las valoraciones se expresan
mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes,
juicios de valor y acciones. Desde el punto de vista ético, la
importancia del proceso de valoración deriva de su fuerza
orientadora en aras de una moral
autónoma del ser humano.
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